miércoles, 28 de marzo de 2012

"Las brujas de Eastwick": Ménage à trois entre Cher, Susan Sarandon y Michelle Pfeiffer acompañadas de Jack Nicholson

Bodrio entrañable de finales de los ochenta dirigido por George Miller (director australiano que comenzaría una carrera prometedora con "Mad Max" (también llevaría a cabo sus secuelas) pero que terminaría mandándola al garete (en los últimos años se ha encargado de llevar acabo la saga de animación "Happy Feet")) con un argumento basado en la novela de título homónimo de John Updike que hubiese resultado más efectiva e interesante llevada a cabo como argumento para una peli porno.

Se trata de un film blando y convencional para el simple lucimiento de sus estrellas protagonistas en el cual un demoníaco y faustiano Jack Nicholson (que se lo pasa como un enano llevando a cabo sus papel) llega a una pequeña localidad estadounidense como respuesta a las plegarias de un trío de amigas separadas de sus maridos (ya sea por el divorcio o la muerte) las cuales están interpretadas por Cher, Susan Sarandon y Michelle Pfeiffer (la crème de la crème por aquel entonces). El sátiro Jack, con su magnetismo sexual salvaje y, en este caso, también de connotaciones sobrenaturales, hará que las tres estén comiendo de su mano en un santiamén montando su particular harén en Eastwick. Su presencia ostentosa no pasará desapercibida para los habitantes de la pequeña localidad y el embrujo al que somete a sus tres amadas provocará el odio y, por qué no decirlo, la envidia de sus conciudadanos (sobre todo de las conciudadanas) hacia ellas. La presión a la que se ven sometidas las brujas a las que se refiere el título de la película hará que tomen conciencia de su situación y decidan remediarlo pues a pesar de vivir la panacea de lo que es su idea de la felicidad esto se da a través de la polla de un maromo y el objetivo de sus principios femeninos en el fondo debe de ser el de desatarse de las cadenas del macho dominante, es decir, "más vale ocultar de cara a la galería nuestras desenfrenadas ganas por el puterío a que nuestras chismosas vecinas nos consideren unas guarras". Total, que el macho se queda solo y su sufrimiento hace que del dandi de otro dimensión aflore una bestia del averno, pero con buenas ha topado: ellas no pueden competir contra él con magia negra pero sí que pueden ganarle con sus habilidades en el campo del zorrerío, o sea, "que volvemos a trincárnoslo y en cuanto baje la guardia hallamos la manera de deshacernos de él". Resumiendo, que finalmente nos quedamos con un intento de pastiche feminista que no se sostiene por ningún dado que su conclusión es una exaltación del zorrerío más interesado: "Quitémonos de en medio a nuestro amante pero quedémonos con su fortuna". Y es que, al fin y al cabo, como diría aquel: la pela es la pela...

Entre lo más destacable del filme podría decirse que abrió una vertiente de películas en Hollywood en la que se conjugaba feminidad, divismo y fantasía, y que volvimos a ver en títulos como "La maldición de las brujas" (con Anjelica Huston), "La muerte os sienta tan bien" (con Goldie Hawn y Meryl Streep) o "Prácticamente magia" (con Sandra Bullock y Nicole Kidman). La intervención de sus protagonistas es tal y como cabría esperar: Jack Nicholson se erige como anfitrión de la orgía con un papel (que en un principio fue pensado para Bill Murray) tan alucinado como la misma película y del que se nota que disfruta en su (histriónica hasta la extenuación) composición que destaca por la desenfadada y hedonista visión de la vida (carpe diem) que imprime en él y que se plasma en alguna que otra frase lapidaria: "Nunca ofendería tu inteligencia con una cosa tan trivial como la seducción pero me encantaría joder contigo.", "Cuando me muera quiero estar enfermo, no sano." o " ... a nuestros errores los llaman maldad, y a los errores de Dios los llaman: Naturaleza.". En cuanto a sus tres partenaires no se puede hablar de ellas en tanto a su interpretación como a lo bien que queden frente a la cámara, y en ese aspecto sale ganando la Sarandon que para mi gusto es la que consigue tener más morbo de las tres gracias a un personaje que pasa de ser la mojigata del grupo a convertirse en la mayor de las guarras y de las promiscuas (que viene siendo lo mismo) debido al influjo del personaje de Nicholson.

Jack Nicholson: Todo estilo (de vida).

Susan Sarandon: Morbo ochentero.

Interpretativamente resulta más interesante la intervención de Veronica Cartwright (la otra tripulante (en femenino) del Nostromo en "Alien, el octavo pasajero") que compone soberbiamente un personaje secundario en pleno trance y posesión demoniaca enfrentada a sus convicciones de rectitud y misticismo cristiano. También en un papel secundario nos encontramos al gigantón Carel Struycken (al que muchos recordarán por hacer de Lurch en "La familia Addams" o del gigante que aparecía en los sueños del agente Cooper en "Twin Peaks") haciendo del sirviente de Nicholson.

Lo peor de todo (o al menos lo que a mí me da más rabia) es que por su condición comercial cualquier expectativa de morbo es nula, ni llegamos a ver la triste consumación aunque sea al estilo soft hollywoodiense de un polvo, cosa por la que vuelvo a hacer incapié en que hubiese estado mejor una versión porno. Por otra parte su duración de casi dos horas se antoja excesiva, y ni sus trabajados (sobre todo para la época) efectos especiales y visuales, ni su fotografía del fenomenal Vilmos Szigmond, ni su banda sonora de John Williams (que volvió a ser nominado al Oscar por ella) salvan de la quema a este delirio.

Curiosamente en la siguiente década dos de sus protagonistas, Jack Nicholson y Michelle Pfeiffer, volverían a verse las caras en otro film de corte fantástico pero muy por encima del nivel de éste como lo fue "Lobo".

2 comentarios:

  1. a mi en su momento me gustó mucho. le tengo simpatía a esta peli y como dices, la foto de Vilmos Z. es increíble

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    1. Lo de Zsigmon es un no poder evitar quedar increíble en cualquier trabajo que le den!

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