sábado, 31 de marzo de 2012

Stallone protagonizará el remake de "No habrá paz para los malvados" mientras sigue de juerga con el Chuache

Sly interpretando a otro visceral policía barbudo en el policiaco "Halcones de la noche".

Como leéis. Cuando una película hecha en Europa triunfa, en Hollywood son muy dados a comprar sus derechos y versionarla a su modo. El último gran éxito de la maltrecha cinematografía patria ha sido "No habrá paz para los malvados", premiada con tropecientos Goyas a pesar de no hablar sobre la Guerra Civil y ser un calco del modelo de cine policíaco norteamericano. Yo, para ser sincero, no he visto la película (como no veo nunca cine español (del que se hace en la actualidad) a no ser que me vea obligado por segundas personas) y no voy a entrar en si realmente es necesario hacer este remake o si estará a la altura del original, lo que sí haré es un breve apunte: en España para hacer una película de estas características tenemos que tirar del tío que anuncia "Activia de Danone", ¿por qué?, pues, evidentemente, porque no tenemos a gente que mole tanto como Stallone.

Por otra parte, cambiando de tercio, no puedo evitar adjuntar la imagen que está rulando por la red en la cual podemos comprobar que Sly y Schwarzenegger coincidieron en el hospital para pasar un reconocimiento médico tras el rodaje de "The Expendables 2" (qué ganas de que llegue el verano!). Esperemos que estén en forma para el rodaje de "The Tomb", peli que rodarán juntos próximamente. La fiesta no para...

miércoles, 28 de marzo de 2012

"Las brujas de Eastwick": Ménage à trois entre Cher, Susan Sarandon y Michelle Pfeiffer acompañadas de Jack Nicholson

Bodrio entrañable de finales de los ochenta dirigido por George Miller (director australiano que comenzaría una carrera prometedora con "Mad Max" (también llevaría a cabo sus secuelas) pero que terminaría mandándola al garete (en los últimos años se ha encargado de llevar acabo la saga de animación "Happy Feet")) con un argumento basado en la novela de título homónimo de John Updike que hubiese resultado más efectiva e interesante llevada a cabo como argumento para una peli porno.

Se trata de un film blando y convencional para el simple lucimiento de sus estrellas protagonistas en el cual un demoníaco y faustiano Jack Nicholson (que se lo pasa como un enano llevando a cabo sus papel) llega a una pequeña localidad estadounidense como respuesta a las plegarias de un trío de amigas separadas de sus maridos (ya sea por el divorcio o la muerte) las cuales están interpretadas por Cher, Susan Sarandon y Michelle Pfeiffer (la crème de la crème por aquel entonces). El sátiro Jack, con su magnetismo sexual salvaje y, en este caso, también de connotaciones sobrenaturales, hará que las tres estén comiendo de su mano en un santiamén montando su particular harén en Eastwick. Su presencia ostentosa no pasará desapercibida para los habitantes de la pequeña localidad y el embrujo al que somete a sus tres amadas provocará el odio y, por qué no decirlo, la envidia de sus conciudadanos (sobre todo de las conciudadanas) hacia ellas. La presión a la que se ven sometidas las brujas a las que se refiere el título de la película hará que tomen conciencia de su situación y decidan remediarlo pues a pesar de vivir la panacea de lo que es su idea de la felicidad esto se da a través de la polla de un maromo y el objetivo de sus principios femeninos en el fondo debe de ser el de desatarse de las cadenas del macho dominante, es decir, "más vale ocultar de cara a la galería nuestras desenfrenadas ganas por el puterío a que nuestras chismosas vecinas nos consideren unas guarras". Total, que el macho se queda solo y su sufrimiento hace que del dandi de otro dimensión aflore una bestia del averno, pero con buenas ha topado: ellas no pueden competir contra él con magia negra pero sí que pueden ganarle con sus habilidades en el campo del zorrerío, o sea, "que volvemos a trincárnoslo y en cuanto baje la guardia hallamos la manera de deshacernos de él". Resumiendo, que finalmente nos quedamos con un intento de pastiche feminista que no se sostiene por ningún dado que su conclusión es una exaltación del zorrerío más interesado: "Quitémonos de en medio a nuestro amante pero quedémonos con su fortuna". Y es que, al fin y al cabo, como diría aquel: la pela es la pela...

Entre lo más destacable del filme podría decirse que abrió una vertiente de películas en Hollywood en la que se conjugaba feminidad, divismo y fantasía, y que volvimos a ver en títulos como "La maldición de las brujas" (con Anjelica Huston), "La muerte os sienta tan bien" (con Goldie Hawn y Meryl Streep) o "Prácticamente magia" (con Sandra Bullock y Nicole Kidman). La intervención de sus protagonistas es tal y como cabría esperar: Jack Nicholson se erige como anfitrión de la orgía con un papel (que en un principio fue pensado para Bill Murray) tan alucinado como la misma película y del que se nota que disfruta en su (histriónica hasta la extenuación) composición que destaca por la desenfadada y hedonista visión de la vida (carpe diem) que imprime en él y que se plasma en alguna que otra frase lapidaria: "Nunca ofendería tu inteligencia con una cosa tan trivial como la seducción pero me encantaría joder contigo.", "Cuando me muera quiero estar enfermo, no sano." o " ... a nuestros errores los llaman maldad, y a los errores de Dios los llaman: Naturaleza.". En cuanto a sus tres partenaires no se puede hablar de ellas en tanto a su interpretación como a lo bien que queden frente a la cámara, y en ese aspecto sale ganando la Sarandon que para mi gusto es la que consigue tener más morbo de las tres gracias a un personaje que pasa de ser la mojigata del grupo a convertirse en la mayor de las guarras y de las promiscuas (que viene siendo lo mismo) debido al influjo del personaje de Nicholson.

Jack Nicholson: Todo estilo (de vida).

Susan Sarandon: Morbo ochentero.

Interpretativamente resulta más interesante la intervención de Veronica Cartwright (la otra tripulante (en femenino) del Nostromo en "Alien, el octavo pasajero") que compone soberbiamente un personaje secundario en pleno trance y posesión demoniaca enfrentada a sus convicciones de rectitud y misticismo cristiano. También en un papel secundario nos encontramos al gigantón Carel Struycken (al que muchos recordarán por hacer de Lurch en "La familia Addams" o del gigante que aparecía en los sueños del agente Cooper en "Twin Peaks") haciendo del sirviente de Nicholson.

Lo peor de todo (o al menos lo que a mí me da más rabia) es que por su condición comercial cualquier expectativa de morbo es nula, ni llegamos a ver la triste consumación aunque sea al estilo soft hollywoodiense de un polvo, cosa por la que vuelvo a hacer incapié en que hubiese estado mejor una versión porno. Por otra parte su duración de casi dos horas se antoja excesiva, y ni sus trabajados (sobre todo para la época) efectos especiales y visuales, ni su fotografía del fenomenal Vilmos Szigmond, ni su banda sonora de John Williams (que volvió a ser nominado al Oscar por ella) salvan de la quema a este delirio.

Curiosamente en la siguiente década dos de sus protagonistas, Jack Nicholson y Michelle Pfeiffer, volverían a verse las caras en otro film de corte fantástico pero muy por encima del nivel de éste como lo fue "Lobo".

miércoles, 14 de marzo de 2012

"Pin"


"Pin" no es un clásico indiscutible de la historia del cine, y por supuesto podría debatirse el hecho de que se trate de una película de culto en toda regla, pero sin duda es un film interesante y ejemplar a su manera. La idea podría haber sido llevada a cabo de muy diversas formas y muy difícilmente sin caer en el ridículo pero los encargados de realizar esta película se aseguraron de que no se diese este caso.

"Pin" se nos presenta como el estudio de la mente de un esquizofrénico psicótico desde su más tierna infancia a su madurez, el cual a desdoblado su personalidad en la de un maniquí de medicina. La raíz de esta psicosis proviene del seno familiar, de ese modelo de rectitud de familia americana pulcra y perfecta y del obsesivo modelo educacional llevado a cabo por el padre, el cual es pediatra y entre sus métodos de enseñanza (tanto para sus jóvenes pacientes como para sus dos hijos) emplea un maniquí de su consulta al que ha bautizado como Pin y al cual el médico da voz con su habilidad como ventrílocuo. Esta personalidad ficticia adquiere un cariz familiar para el protagonista y termina cobrando vida de cara a su subconsciente debido a que la aparentemente divertida, inocente y didáctica práctica ejercida por el padre (el cual contribuye en gran medida a la aparición del brote psicótico pues hasta hace que sus hijos reciban regalos en nombre del maniquí) deja mella de forma irremediable en la retraída psique de su hijo primogénito. Ante la, en ocasiones, despótica conducta de sus padres y del entorno que le rodea el protagonista solo encuentra cobijo en su hermana menor y, sobre todo, en Pin, haciendo que la patología se desarrolle hasta el punto de que sea el protagonista quien acabe dotando de su propia voz al pelele de forma inconsciente.

La película trata de enfermedad y del miedo, pero no de un tipo de miedo mágico y sobrenatural explotado en multitud de ocasiones en el cine, si no de un miedo real, el miedo a la convivencia con un psicópata y a la irremediable solución de su enfermedad. Como siempre pasa en el arte, la interpretación de una obra está abierta a la opinión del espectador y cada uno puede buscar la explicación que crea conveniente al origen del trauma, o sí realmente es un trauma o hay una maldición. En mi opinión creo que el peso recae en el subconsciente del protagonista y hay motivos para pensar en ello gracias a momentos decisivos para comprender la acentuación de su tara como cuando ese en el que el padre hace hablar a Pin delante de los niños cuando ellos piensan que no está presente, ese otro en que el protagonista descubre a una enfermera satisfaciendo su deseo sexual con el maniquí, o toda esa extraña aversión que tanto esto como la educación sexual impartida por el padre mediante Pin genera hacia las relaciones de este ámbito por parte del protagonista. Este hecho se ve acentuado con la presencia de la otra persona en la que busca refugio y que somete a su sobreprotección: su hermana, la cual en su infancia le hace plantearse las primeras incógnitas sobre el deseo sexual, queda embarazada durante una etapa de promiscuidad en su adolescencia y es la única figura femenina que ejerce cariño en él; esto se ve de forma más clara ante el rechazo del protagonista hacia a otras mujeres y, sobre todo, con la lectura de un poema escrito por él en el que el personaje creado para su ficción literaria (el cual hace el amor con multitud de mujeres) lleva a cabo por primera vez una violación y finaliza dándose cuenta de que a la persona a la que ha violado es a su propia hermana. Quizá el único momento en el que pueda haber espacio para la duda y llevarse a cabo una interpretación mágica sobre la perversidad del ente de Pin, es en la escena del accidente de tráfico que provoca la muerte de los padres, ya que en ella el padre ha introducido en el coche al muñeco con el fin de deshacerse de él pero finalmente la presencia de éste termina convirtiéndole en único testigo de su muerte y quién sabe si también causante...

Trauma intrínseco: la empleada de tu padre se folla a tu amigo maniquí!

Esta película canadiense de finales de los 80's no cuenta con grandes actores reconocidos ni con un elenco técnico que eleve a la obra a un nivel sobresaliente en cuanto a calidad cinematográfica, pero cuenta con una serie de elementos que la ponen muy por encima de la mayoría de títulos de sus características y hasta de las propias expectativas levantadas por la cinta. Una de esas pequeñas joyas que aparentemente están destinadas al olvido desde su propia concepción pero que esperan ser descubiertas para sorprender a propios y a extraños.